Depresión Posparto: Mi Historia

Recientemente publiqué este meme en mis páginas IG y FB como parte de una serie de breves mensajes informativos que he estado haciendo sobre la depresión en todas sus expresiones. Use una imagen en Ingles, y una traducida al Español Ambas imagenes son del Postpartum Stress Center.

Esta ha sido la publicación que MAS se ha compartido. ¿Por qué? Te diré por qué, porque tener un bebé y todo lo que conyeva es DIFICIL, con o sin la complicación de las depresiones posparto, que NO ES SOLO a lo que le llaman los “baby blues”. Como terapeuta licenciada, puedo darle toda la jerga clínica del mundo sobre síntomas, pronóstico, medicamentos, intervenciones basadas en evidencia, etc., pero lo que realmente quiero hacer es compartir desde mi propia experiencia personal. ¿Por qué? Porque quiero que sepas que no estás solo.

¿Qué es la depresión posparto? De acuerdo a Women’s Health en Español, “la depresión posparto es una enfermedad mental grave que involucra al cerebro y afecta tu salud física y conductual. Si tienes depresión, los sentimientos de tristeza, desánimo o vacío no desaparecen y pueden interferir en tu vida diaria. En la página de Postpartum Stress Center describe los síntomas de depresión caracterizados por “llanto frecuente, cambios de humor, irritabilidad, fatiga extrema, dificultad para concentrarse, problemas de sueño, pérdida de interés sexual, ansiedad generalizada, cambios en el apetito, pensamientos negativos de miedo, sentimientos de insuficiencia, rumia, desesperanza y desesperación. Además, a menudo están presentes pensamientos de suicidio y sentimientos de ira, rabia, vergüenza y culpa.”

Experimenté una depresión posparto no típica, de inicio tardío, cuando mi primogénito tenía aproximadamente un año y medio. Fue el momento más oscuro y difícil de mi vida. Esto dice mucho porque esos primeros meses después del nacimiento fueron bastante estresantes y difíciles, pero esto fue diferente, muy diferente. Experimenté desesperanza, una tristeza profunda que no podía sacudir, insomnio, ataques de pánico, pensamientos negativos, muy oscuros y aterradores (entre muchos de los otros síntomas enumerados). Incluso los colores a mi alrededor parecían apagados. Luché en silencio con esto durante casi un año. Un día después de un incidente muy aterrador, me di cuenta de que, literalmente, ya no podía soportarlo. Estaba en el fondo de un pozo profundo sin salida. Entonces, decidí que necesitaba HACER algo, o de lo contrario realmente sentí que iba a morir. Lo que hice tomó valentía, humildad y consistencia.

Le dije a alguien. Eso fue lo que necesité hacer para que la situación se tornara a mi favor. Una noche, en la oscuridad de nuestra habitación, le dije a mi esposo: “Creo que estoy deprimida”. Su respuesta, “Lo sé.” Eso fue todo, y con el problema al descubierto, la puerta estaba abierta y pude ver una astilla de luz brillando. Luego, le dije a mi médico, quien me escuchó y ordenó una batería de análisis de sangre que realmente ayudaron a determinar si mi próximo curso de acción necesitaba intervenciones médicas. Luego se lo dije a mi pastor, quien oró conmigo y realmente me ayudó a poner en práctica un plan para ayudarme a lidiar con este monstruo que había secuestrado mi vida.

Tal vez te estés preguntando cómo me las arreglé para superar esa situación tan horrible, porque decirlo en voz alta a alguien, o varias personas, no fue suficiente aunque sí un buen primer paso. Bueno, como lo sugirieron las personas que ahora me estaban ayudando, y con la gran cantidad de apoyo de mi esposo, hice lo siguiente:
1. Planifiqué tiempo intencional para mí al menos una vez por semana. Contratamos a una niñera para llevar a mi hijo a pasear 3 horas los miércoles. Es increíble lo que 3 horas entre semana hicieron por mí.
2. Me uní a un grupo de apoyo. No era un grupo de apoyo tradicional, pero cumplió el propósito. Me reuní con un grupo de mujeres una vez por semana para estudiar la Biblia. La razón por la que elegí a ese grupo en particular fue simplemente porque proporcionaron cuidado de niños durante ese tiempo. Terminé pasando más de 4 años en este grupo y, literalmente, enriqueció mi vida en un millón de maneras.
3. Aligeré mi carga. Estaba demasiado comprometida con muchas, muchas cosas en mi plato, y me tomé una sabática. En pocas palabras, dije “NO” a las cosas que estaban absorbiendo mi energía, y la mayoría eran tareas para las cuales había ofrecido mi tiempo como voluntaria.
4. Continué hablando sobre lo que sentía y experimentaba. No descarté la opción de medicamentos, porque esto era solo una temporada y no tenía porque tener miedo de necesitarlos.
5. Me acerqué a Dios en mi caminar espiritual.
6. Permanecí CONSISTENTE en estos pasos del #1-5 hasta que me sentí al otro lado de la tormenta, y muchas de estas cosas las sigo haciendo hasta el día de hoy.

Moraleja de esta historia de la vida real: Ser mamá, ya sea que seas primeriza o múltiples veces … es DIFICIL y puede ser un lugar aterrador y solitario. NO ESTÁS SOLA y NO TIENES QUE CAMINAR SOLA POR ESTE CAMINO. Admitir que necesitas ayuda no es un signo de debilidad, sino lo más valiente que puedes hacer por ti y por los que más amas. Tener un sistema de soporte a tu alrededor durante este tiempo puede ayudarte de maneras que no puedes imaginar. Mi oración es que esto inspire a alguien, en algún lugar, a dar un paso en la dirección correcta. La depresión posparto es una afección grave, pero con ayuda, es una afección que se puede resolver.

**Una notita aparte: Cuando pasé por este episodio, ya era un profesional de salud mental licenciada … Digo esto para que sepan que personas que tienen profesiones donde sirven o ayudan a otros, no están exentas de enfermedades mentales. Esta es una de las principales razones por la cual Bienestar Counseling & Education está orientada a brindar apoyo a quienes sirven a los demás. Esos son los que brindan servicios sociales, los maestros, los ministros, los médicos y las enfermeras, los que proveen primeros auxilios, etc … Si usted o alguien que usted conoce necesita comunicarse, no dude en hacerlo.

Para tu Bienestar,
Sarah